sábado, 18 de agosto de 2012

MUCHACHA QUE MIRA EL CREPÚSCULO


La noche golpea las nubes,
en su afán de conquista las enluta,
pero a las seis cuarenta y cinco el día resiste
y la luz que aguarda en el borde de la tierra
casi convence de la existencia de las cosas
que permanecen.

El día persevera en su brillo,
es terco
                                 aguanta.

No sobrevive la esperanza
aunque aspire el aire y sostenga los párpados
cuando asomen las lágrimas estará oscuro.

PASEO POR LA ALAMEDA


Para consolar sirve el clima
la lluvia que no encaja en los pronósticos
de una mañana rumbo al trabajo.

El frío que cala y traspone una calle
con árboles donde anidan pichones
críos de tristes pájaros amantes

Asoma una muchacha, avanza de alero en alero
con cuidado se guarece

no vaya ser que la moje el recuerdo
de la acera que atiende sus pasos
hoy,
por la mañana.

HOMBRE QUE AMENAZA RUINA


Mira por la ventana
El sol podría morir esta tarde - piensa

Olvidó
que remendaba sus medias
las de sus hermanos, medio hermanos y hermanastros

que escuchaba el canto de los pájaros
mientras recorría los caminos
con destino a la plaza, a la iglesia y al mercado

(Ocupaciones más dignas nunca tuvo)

por lo que pasó después,
                                     por lo que si recuerda

el hombre se levanta
firmo a ruego – dice
y se da por notificado

AL VIAJERO TAMBIÉN LE CAMBIA EL CIELO


Forma en el techo rugosas figuras
que otros trazan en las nubes
de espaldas en la cama 
descansará dos días

al viajero también le cambia el cielo

la geometría que arrulla
los parpadeos que proyectan sombras en los techos.

No precisa reloj
ni brújulas 
ni mapas

no precisa conocer distancias
del cinturón de Orión a La Cruz del Sur
               –en toda travesía–

al calzarse las botas 
                               se dibuja el sendero

POSTAL DE CITY BELL


Ignoran la furia del viento
los árboles se abrazan
y el sol se desangra brillante
por los agujeros

El tren no pasa
el paso del tren es una sucesión de imágenes.

El niño en la bicicleta no se mueve
pero su imagen tras su imagen
–así mil veces–
alcanza el umbral donde el perro aguarda.

El perro o la imagen del perro
el umbral o la imagen del umbral.

Cuando indagaste contesté:
“No es la felicidad, es su retrato
la suerte está en lo quieto”





Ella olvidó el nombre del país que atraviesa
la luz entra por la ventana equivocada
y la brújula no marca el norte hace un buen trecho

¿Y qué si la luna corona la plaza un medio día?
¿si llamas, burros y avestruces se sacian en el mismo abrevadero?

Perdida la orientación
todo puerto es buen destino

FRENTE A LA PLAZA VICTORIA


Afuera–


Es verano
cede el verde de la araucaria,
que sola espera los vientos que fecundan

No tiene lugar en que mirarse
las palmas llevan su edad en cada anillo
bitácora que le es negada
mientras su piel se aja en desorden

Hay algo de irrealidad en ese caos
algo que recuerda mitos y ceremonias viejas

La plaza está en calma
asusta el destino de la araucaria pero
la imito:
hundo como ella mis pies en el asfalto.


–Adentro–


El espejo no resiste la unidad
se niega a existir si no es fragmento

ante mi imagen
desarticulada
                                 descompuesta
                                                     deforme
ella regresa

Su grito postergado es la inflexión
                                                      –el lenguaje colándose
por los entrevelos de mi largo insomnio–

Ella vuelve

sus ojos son ríos indefinidos
que no adivinan el gesto de su origen
                                                         en ella
                                                                  en mi

pero son fragmentos
                                                           los míos
                                                                   los suyos

No hay mirada que nos abarque
sólo en un espejo mutilado
se reflejan intactas nuestras marcas.

5:45 A.M EN EL BALCÓN


A la izquierda
la mañana se anuncia con el incendio
no, no es la mañana
es la retina consumiéndose
gota de aceite estallando en el teflón caliente

                                               terminó en golpe seco
                                               la caída amable que nos acogía

Tratar de incorporarse es sacrilegio
primero las extremidades
un leve cosquilleo, una legión de insectos que se enfila,
los brazos crecen como raíces de mangle
y la columna
                                            –inaccesible mural de cicatrices–
se arquea
y en su crispar se rinde
ante la hoguera que la mañana enciende

FOTOGRAFIAS


I
Tras la espera
la ola rompe
                         –está segura–
nadie escucha el quiebre
sola se extingue la espuma




II
La ola regresa
ha dejado en la roca sus esquirlas
reposa, se confunde
vuelve a ser mar
olvida el golpe





III
¿Y la roca?
¿entiende acaso la fractura?
compacta
ella lamenta
no poder derramarse

MANUAL DE COMPORTAMIENTO


Ellos pedían más mesura
no esta naturaleza de Palto
que respira en el norte

que seis meses da frutos
y los otros los cobra como aguacero en verano

                                                 Celoso cuida de las ramas altas
                                                 aunque sin distinción de sombra y alimente

El perro lleva el fruto entre las fauces
feliz se aleja del Palto solitario
                                    que allá en el norte se levanta
ajeno a cosechas y estaciones.

AQUÍ Y ALLÁ


Bien sé que el sol
es un astro omnipresente

pero estoy segura:

El día que espió en el puerto
la ruta que esa mano trazaba en mi espalda
los mantos de sal que visten el desierto
durmieron esperando que su brillo
los transformara en plata

V


Construyes un barco
                              un puerto
                                           una casa.

En ninguno de los tres me esperas.

POSTAL DE BUENOS AIRES


Esta ciudad está viva
y es como la gorda mujer que canta mientras todo tiembla

Como esa mujer a la que no le importa que el mundo
vaya a pique
porque se levantó hermosa
o se maquilló demasiado
o usó zapatos altos, unos zapatos rojos, altísimos
que le alargaban las piernas

Y es también como esa mujer que soñó algo obsceno
muy sucio
y sonríe toda la jornada,
                                  frente a la pantalla
                                                             en su oficina.


Si, esta ciudad está viva
y es una mujer

O tal vez es un film italiano largo, muy largo
que en el minuto noventa y cinco se harta de si mismo
y entonces canta, vibra
y decide ser un homenaje
algo menos real y más histriónico

Yo
(que sé de ciudades que también son mujeres)
lo noté de inmediato
en sus adoquines flojos
en sus balcones desvencijados
en su lluvia,
                                                       más pasional que cualquier llanto,
que viene fuerte y se detiene
como una mujer que cede y luego se arrepiente
para al final ceder de nuevo.

CON LA LLUVIA NO PENETRAN OTRAS AGUAS


Yo amaría a esa mujer que deambula
por un desierto de noches heladas
mientras le llegan los rumores de algún puerto
pero no rompen ellos su silencio
ni suavizan los surcos
que el dolor trazó en su cara

La amaría porque no se doblega
porque con la lluvia no penetran otras aguas

porque su cuerpo se abre ahí
donde a la primavera no le alcanza

II


Habrá que detener el impulso
justo ahí
donde el borde de la montaña
es un fingido abismo

No creerá nadie en el sosiego
de un niño que juega a la pelota
en la plaza de un pueblo
donde todos se conocen

Ni en los colores que apaciguan
el peso en la espalda
de la mujer que huye
con el niño en brazos

Habrá que detenerse
en el filo de la roca
y escuchar el secreto
que la brisa cifra:

Comprobar que el vértigo
es un disfraz cobarde
y que salvo el camino
todo lo real es inasible

I



Dijo
“Hágase la Nostalgia”
y echó a andar